Cuento corto: «El colegio de mi hijito»

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Un pequeño cuento con alguna enseñanza en valores o cualquier otra circunstancia de la vida de nuestros centros, a veces adaptado, otras inventado, y siempre ambientado en la escuela para hacerlo más cercano a nuestro alumnos.

Al final está disponible la lectura para imprimir, con preguntas y actividades de comprensión lectora.

AVISO IMPORTANTE: El cuento de hoy es especial, en el sentido que aunque se puede leer como cualquier otro cuento, está pensado para adaptarlo y hacer protagonistas a los niños/as de tu clase y provocar una reacción sobre su personalidad. Se trata de un cuento en el que ellos llevan a sus hijos al colegio, por lo que el nombre de los padres debe cambiarse por el de los niños de tu clase. Por otra parte se aconseja que se elijan en función de alguna característica antagónica al niño, es decir si tu alumno (padre en el cuento) o alumna (madre en el cuento) en la clase es un granuja que no para de hacer trastadas y de moverse de un lado para otro, su hijo (en el cuento) será tranquilo y sosegado. Por ejemplo en el cuento el maestro se llama Eduardo, que es el nombre de un alumno muy juguetón que no puede estar parado, sin embargo en la historia llega a ser un maestro tranquilo y reposado. Espero que os guste y al final disponéis del cuento en formato «doc» para el que quiera adaptarlo en texto.

“EL COLEGIO DE MI HIJITO”

     Un besito en la mejilla o un abrazo hasta la hora de la salida, es lo que harán los papás y mamás que seréis cuando seáis mayores, cuando dejéis en la escuela a vuestros hijos o hijas, con el tranquilo y sosegado maestro Don Eduardo.

     A Julia -como todos los días- le dolerá la barriguita y al poco de entrar, correrá y se reirá más que ninguna de la clase y eso que a su mamá –Nuria- le gustaba la escuela más que a ninguna; mientas que Juan, Luis y Teresa entrarán soltando las carteras en el suelo y empezando a jugar como si el día se fuera a acabar, al igual que lo hacían sus padres. Sin embargo a Julio, Carmen y Felipe les faltará tiempo para sentarse en sus mesas esperando -muy quietecitos- empezar la clase; al contrario de lo traviesos que eran sus papás en la escuela.

    En esta clase ocurrirán algunas cosas muy extrañas, como lo de Miguel y Pablo, porque sus padres -de pequeños- venían siempre con la camiseta del Real Madrid y del Barcelona respectivamente, y llegarán también con las mismas camisetas, pero al revés. O como la letra tan horripilante de Inés, que hará sufrir a su mamá -Silvia- que a su edad era la que mejor escribía de todas. Pero nada comparable a lo de Laura, una niña muy mala, malísima, traviesa y de malas pulgas, que le querrá tomar el pelo – todos los días- a Don Eduardo, con: “que fue al médico a las dos de la mañana”, “que le han secuestrado el cuaderno un grupo alienígena llegado del Planeta Pandereta” o “que su hermana mayor se lo escondió para ponerla en un aprieto”. ¡Y todo para justificar, de la manera más curiosa, no tener sus tareas acabadas! Todo lo contrario a su papá, Javier, que de niño sufría mucho si todo, todito no estaba terminado y perfecto.

      Tampoco podemos olvidar otras historias muy curiosas, como la de Carmen, parlanchina hasta por los codos, a pesar de que a su mamá –Claudia– abrir la boca le costaba un esfuerzo sobrehumano, o la de Antoñito, al que el maestro no conseguirá meterle ni un puñetero número en la cabeza, a pesar de que su papá – Jorge – se le dieran las matemáticas mejor que al número 100.

      Pero aunque esto os resulte muy extraño, debéis saber que la vida cambia mucho y si hoy sois así, cuando crezcáis es muy posible que… el más granuja sea una persona formal y… el más serio y formal de la escuela, puede que su hijo o hija le salga en la frente (que para entendernos quiere decir que será lo contrario a ti o hará lo opuesto de lo quieras para el o ella). Así que no te extrañes cuando seas mayor, si las cosas no te salen como esperabas…

Autor: José Miguel de la Rosa Sánchez – Comprensión lectora: Silvia Asuero. Dibujo: Carlos Denis Luckner en Openclipart
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