Ya no era odiado por todos, porque había aprendido a quererse en el espejo.
El horrible ogro que todos odiaban compró en la tienda un espejo de su propio tamaño y lo colocó en uno de los muros de su palacio. Podía verse en él de cuerpo entero. El vendedor le había asegurado algo que terminó por convencerlo: – Este espejo lo embellecerá, mi …