Tras la pista: El caballo

Si tienes dudas sobre las donaciones, pulsa aquí dónde explicamos en qué consite y por qué son necesarias

Nueva lectura de suspense, adaptada para el alumando de 9 años en adelante, o a partir de 5º de Primaria. Cómo en las anteriores lecturas de la serie «Tras la pista», se trata de lecturas cortas en las que deben averiguar quién es el culpable o cuál fue la razón que los delató.

Para facilitar descubrir el asunto se realizan preguntas que van aproximando a modo de pistas. Además se suguiere seguir estos consejos.

  1. – Lee atentamente todo el texto.
  2. – No des soluciones sin pensar si tiene lógica o no.
  3. – No se trata de un juego de acertar, si no de razonar.
  4. – Si no logras encontrar la solución mira atentamente el dibujo y vuelve a releerlo.

Se recomienda pedir que el que encuentre la solución, la escriba en el papel, para que la mayoría pueda disfrutar al averiguarlo.

         La señora Berta sentía un amor especial por los caballos. Desde niña se había criado entre ellos y siempre había acudido con sus padres a la casa de campo propiedad de su familia. En ella contaban con cuadras con varios hermosos ejemplares de pura raza.

         Le gustaba presumir de haber aprendido a montar a caballo antes de echar a andar y que nunca había renunciado a su paseo diario en alguno de sus caballos, ni siquiera cuando hacía mal tiempo.

         Pedro el mozo de cuadras, sabía que todos los días a las ocho en punto de la mañana, el caballo de la señora debía de estar a punto frente a la puerta principal de la casa, aunque la mañana amaneciera fría y el cielo nublado amenazara lluvia. Sin embargo, esperaba que aquel día la señora renunciara a su paseo, pero al igual que todos los demás, a la hora prevista apareció por la puerta con sus botas de montar, sus guantes, su pañuelo al cuello, un chubasquero y la fusta en su mano derecha preparada para montar.

         Pedro, por mucho que le molestara aquella situación, bajó los ojos y se resignó a esperar en la puerta de la casa el regreso de la señora, como hacía diariamente.  A pesar de intenso frío el paseo se prolongó más de lo habitual, lo cual empezó a preocupar a Pedro, e incluso le hizo presagiar que algo desagradable pudiera haber ocurrido.

         El frío empezaba a calarle los huesos y aunque no paraba de moverse de un lado para otro para combatirlo, la situación cada vez le parecía más desapacible. Pocos minutos después empezó a oír el ruido producido por el caballo, que ya podía empezar a distinguir entre la niebla que salía del bosque, y que al galope con grandes zancadas llegaba a la casa.

         De pronto algo pareció llamar la atención de la señora Berta que volvió la cabeza sin darse cuenta que en esos momentos el caballo pasaba bajo unos árboles con ramas bajas.

         El fuerte golpe en pleno rostro la lanzó hacía atrás, cayendo su cuerpo boca abajo, ya sin vida, en el frío y húmedo suelo.

         Cuando el Inspector de policía Sánchez llegó a la finca pudo comprobar que en el suelo, junto a su cuerpo, se encontraron sus gafas, la fusta, uno de sus guantes, un pañuelo que siempre llevaba al cuello, un pasador que adornaba su pelo y las huellas juntas del caballo a su paso por allí.

         Tras escuchar minuciosamente el relato de los hechos por el único testigo del accidente, un pequeño detalle le hizo sospechar que el mozo de cuadras había mentido en su declaración y mandó detenerlo.

         El constante mal clima de la zona, el frío de las mañanas de invierno y el gusto por los caballos de su jefa, que no perdonaba un sólo día sin su paseo, había hecho mella en el mozo, que perdió la razón y asesinó a la señora Berta, ideando una cuartada que no consiguió engañar al Inspector Sánchez.

DESCARGAR: «EL CABALLO»

SOLUCIÓN: Para ver la respuesta pincha el ratón y desplázalo hacia abajo.

Si el caballo iba al galope las pisadas que se ven en el suelo deberían de estar más separadas y no juntas como están, por lo que andando el golpe no pudo ser mortal.

Este recurso se publicó originalmente y por primera vez, en actiludis.com el 2/12/2008

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *