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Así podríamos titular este artículo, sin miedo a arruinarnos, incluso cambiándolo por los decalitros, kilolitros, hectolitros,… u otras unidades de medida del sistema métrico decimal, que en la realidad ni se usan ni existen. Has visto por ejemplo algún letrero que te indique la distancia a una localidad en hectómetros, decámetros,… pues eso, no existen, posiblemente más allá de nuestras mentes.

Si tuvieses que aprender obligatoriamente el «klingonés» (El idioma klingon es la lengua vernácula de la raza klingon en el universo de Star Trek), aunque sólo fuesen unas pocas palabras, la pregunta sería: ¿para qué un conocimiento inútil y con nula aplicación en la vida real?. Si fueses un friki de dicha serie, seguramente encontrarías hasta un gusto especial en conocer alguna que otra palabreja en «Klingonés»,  para poderla soltar en tus «Kedadas»;. Pero para el resto de los mortales, no sería más que una frikada.

Si nos atrevemos a preguntar,
¿cómo definiríamos enseñar y evaluar conocimientos inútiles, en la escuela, sin ninguna aplicación en la vida real?.  Quizás la palabra «fricada» quedaría fuera de lugar en el argot educativo, pero y simplemente definirlo con alguna de estas: inútil, incongruente, absurdo,…

Así es como nos encontramos cuando enseñamos unidades de medida a las que me he referido. Antes  de seguir leyendo , si crees que estoy desvariando, te sugiero que busques en tu casa cuantos envases con alguna de esas medidas encuentras, valen cualquier tipo de envase…

¡Ya!. Si has encontrado alguno, te ruego lo pongas en los comentarios. Y si lo has encontrado ¿en qué proporción con respecto a los envases con mililitros y litros que hay en tu casa?, ¿cuánto tiempo llevas con ese envase en casa?, ¿has comprobado si ha fermentado o caducado?…

Más abajo he realizado un recopilatorio de envases que tenía en la casa y los he clasificado por la unidad que aparecía en su etiqueta. Mayoritariamente, incluido envases de más de un litro de capacidad, el rey de las medidas de capacidad es el mililitro, seguido por el litro para envases de más de un litro y muy, pero que muy escasos los centilitros, curiosamente en bebidas de tipo alcohólico y algunos vasos de plástico (pocos). Pero,…¿y si buscamos  medidas para capacidades bastante más grandes?. Pues nuevamente nos llevamos sorpresas, por ejemplo si queremos calcular la cantidad que debemos echar de antialgas, cloro,… en una piscina, nos encontramos que se prescinden de las unidades de capacidad y pasamos a las de volumen, concretamente al m3, igualmente ocurre con los camiones cisterna que compaginan los m3 con los litros (por muchos que tengan) y si nos saltamos a un embalse, las unidades son en hm3 (Ver pantano de Iznajar).

Por lo anteriormente expuesto, no sería más lógico enseñar en las escuelas, a pasar de litros a centímetros / milímetros y viceversa, olvidándonos de la famosa escalera de subidas y bajadas que no es más que multiplicar y dividir por la unidad seguida de ceros. O no sería igualmente,  interesante que conocieran y averiguaran , que fracción de 1 litro representa 750 ml, cuántos vasos de 250 ml podemos llenar de un litro de leche, cuánto le falta a un refresco de 1,5 litros para completas 2 litros… Total un mundo real a explorar y conocer, frente a seguir enseñando en «klingonés».

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